Radioafición

Los más veteranos vivieron lo que hoy día es una afición por la radiocomunicación como como una auténtica revolución. En un mundo sin móviles, donde se salía de casa a las siete de la mañana y no se volvía hasta las las ocho de la tarde, una persona quedaba incomunicada de sus familiares y amigos durante más de medio día.

Muchos jóvenes de hoy en día no seriamos capaces de soportarlo, pero lo cierto es que estamos hablando de 25 o 30 años atrás. Nada más. En aquella época, ciertas personas que se definían así mismo como radioaficionados disponían de equipos capaces de comunicarse a decenas de kilómetros de distancia en tiempo real. Empezaba la era de las comunicaciones entre particulares. ¡Una auténtica revolución!

En sus inicios no era fácil ser radioaficionado. La información era muy escasa y solamente podías aprender por propia experimentación o gracias a las quedadas entre radioaficionados, ya sea por iniciativa propia u organizados a través de asociaciones y radio-Clubs. Esto propició que la afición por las ondas tuviese un componente técnico muy fuerte. Desde siempre los radioaficionados han modificado sus propios equipos e incluso creado desde cero.

A mediados de los 80 la radioafición en España alcanzó su punto máximo con un gran número de usuarios haciendo uso del espectro. Ante tal aumento del uso de las ondas, la administración trató de regular y poner orden con una normativa claramente más restrictiva de la que conocemos en la actualidad. 

A finales de los 90 Internet irrumpió con fuerza en todos los hogares españoles, desplazando a la radio casi por completo. Hay que entenderlo, ya que las ventajas eran enormes: mayor velocidad, distancias casi ilimitadas, transmisión de contenido multimedia, información cifrada, etc. Si la radio quería competir con semejante infraestructura de telecomunicaciones tenía todas las de perder, y de hecho, así fue.

Desde ese momento hasta la actualidad el número de radioaficionados no ha hecho más que disminuir. Se estima que en 1998 habían registrados casi 59000 licencias administrativas para emitir y los últimos datos publicados por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital hablan de 32406, por lo que el número de radioaficionados ha caído en más de un 50%.

En la práctica, además de los radioaficionados, se debe sumar otro colectivo que se entremezcla con el primero en la afición por la radio. Se trata de los usuarios de la llamada Banda Ciudadana. Es difícil estimar cuanta gente práctica esta afición puesto que a partir de 2013 la banda de los 27Mhz quedó totalmente liberada para uso púbico sin necesidad de ningún tipo de registro, pago o licencia.

En cualquier caso, no cabe duda de que es una afición con una tendencia a la baja. ¿Hasta ahora, quizás? Al parecer, en los últimos dos años ha habido un ligero repunte del número de autorizaciones de radioaficionado expedidas por la administración. Es posible que sea una moda pasajera como muchas otras, pero en mi opinión es Internet quién está detrás de esto. 

Y en este punto, más de uno os estaréis preguntando ¿pero si la radioafición estaba despareciendo por culpa de Internet? Efectivamente, pero en los últimos años están apareciendo en la red un gran número de blogs, canales de comunicación, quedadas en redes sociales, etc. donde compartir información acerca de esta actividad. Esto esta permitiendo la entrada de nuevos aficionados que, en principio, no sabían ni siquiera de la existencia de esta actividad.

La curva de aprendizaje para comenzar a hacer uso todos los sistemas que tiene al alcance un radioaficionado es realmente pronunciada. A día de hoy un radioaficionado tiene a su disposición un número importante de bandas de frecuencia a su disposición para experimentar, que van desde largas ondas kilométricas hasta señales de varios gigahercios capaces de enviar información a través de satélites. Gracias a Internet y a la labor de muchos radioaficionados, una actividad técnica que en principio puede parecer abrumadora está pasando a convertirse en algo divertido y un motivo para conocer gente, compartir conocimiento y aficiones. ¿Acaso esta no es la mejor cara de una red social?

En paralelo, ante la disminución de usuarios haciendo uso del espectro, la Administración ha suavizado en gran medida la normativa que regula el acceso a esta actividad. Hoy en día convertirse en un radioaficionado es una tarea más sencilla que 20 años atrás. En próximas entradas veremos con obtener la autorización administrativa para ser radioaficionado y alguna pincelada de por donde empezar.

 

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